Todavía te busco a las altas horas de la noche, me sigo preocupando porque no estás y me es difícil recordar quién eras realmente, ¿Sos ese que tomó un largo respiro para decirme la propuesta que tuvo en mente durante mucho tiempo, o el que hablaba mal de mí y me trató de estúpida con sus amigos?
Todavía me acuerdo de tus ojos, todavía me acuerdo de la primera vez que decidí mirarte a los ojos, porque siempre, siempre tenía la mirada baja o miraba a otro lado porque algo en vos me daba miedo. Me acuerdo bien que me abrazabas como si no me quisieras dejar ir, y que fuiste un estúpido al dejarme ir; mitad verdad, mitad mentira, y me encantaba como me mirabas al hablarme, me gustó cuando te diste cuenta que habías sido un estúpido al dejarme marchar, pero me dolió cuando me di cuenta que fue sólo eso: Te diste cuenta, pediste perdón y elegiste un camino opuesto al mío.
Me da miedo dejarte ir, siempre me dio miedo, porque, ¿de quién escribiría si no es de vos? Las palabras vienen solas, te dibujan porque es lo mejor que conocen, por que te quise y te quiero, te voy a querer siempre porque no sé qué más hacer, no sé a qué aferrarme, no sé que es lo que no tengo que soltar.
Vos siempre fuiste la respuesta.
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