Al final todo vino como imágenes, todas ellas confusas. Lo interesante de todo es que nunca sabría la verdad, e incluso, si la supiera, al final terminaría distorsionada por mi parcialidad por mí misma y mi deseo de justificarlo a él.
Bueno, digamos que fue invierno, porque me gusta y porque se sentía así. Llovía y todo alrededor brillaba de alguna manera, excepto el sol, claro. No era la época en la que el amor nace pero uno encuentra la forma, y fue lo que hicimos. Lo quise más que a nada, porque lo besé en el cachete para saludarlo y me sonrojé, porque lo besé la primera vez y fue suficiente, porque una vez dijo que me amaba y se avergonzó pero a pesar de eso se atrevió a decirlo, porque a pesar de ignorarme volvió, porque fuimos amor y fuimos guerra, sobre todo guerra, porque me hacía sentir segura, porque me abrazaba de manera peculiar -y todavía me río de cómo me hacía upa-, porque me quedaba más tarde sólo para dar tiros libres y no anotar nunca, porque se arrepintió al final de todo, porque me alejó de su vida y pensé que era mejor como un recuerdo, por todo el dolor que me hizo pasar porque valió cada ápice por cada alegría y porque todavía quiero hablar de él, porque lo quise.
Era un montón de cosas y fue la mejor historia. Después de todo fue irreal, un producto de mi imaginación y sus buenas actuaciones, y ahí fue cuando todo se fue tornando en una pintura abstracta, ¿En quién podía confiar? En él no, en ellos tampoco, y jugaron conmigo de la manera más horrible, porque sabían que me importaba con cada pedazo de mi ser.
Viene en flashbacks, pero no fue lo más importante si al final se fue. ¿Qué es lo que queda? Esos días que rara vez paso recordándolo junto mi mejor amiga, esos días que lo odio más que a nada cuando hablo con mi mejor amigo, estos días que lo vuelvo a ver a través de otros rostros y ellos son la parte importante, quienes estuvieron físicamente para mí, de quienes tengo recuerdos y aún puedo abrazar.
Él es como la niebla, pero yo quiero la lluvia o la nieve, el frío completo y el calor que al final de una secuencia de hechos se termina desprendiendo.
Fuiste esa situación complicada que al final me hizo darme cuenta de muchas cosas. Terminé un poco desordenada, tengo que confesar, pero sé exactamente dónde va cada pieza, es cuestión de esforzarme un poco más por unirlas. A esta altura, conozco este rompecabezas de memoria.
Te quise. Y todavía quiero tu recuerdo. No puedo decir que odio a esa persona que sos en el presente, porque me es de alguna forma indiferente, simplemente sé que no es esa persona a la que extraño, a la que quiero de nuevo, a la que amo, y así de sencillo: Te quiero dejar ir..
Todavía te busco a las altas horas de la noche, me sigo preocupando porque no estás y me es difícil recordar quién eras realmente, ¿Sos ese que tomó un largo respiro para decirme la propuesta que tuvo en mente durante mucho tiempo, o el que hablaba mal de mí y me trató de estúpida con sus amigos?
Todavía me acuerdo de tus ojos, todavía me acuerdo de la primera vez que decidí mirarte a los ojos, porque siempre, siempre tenía la mirada baja o miraba a otro lado porque algo en vos me daba miedo. Me acuerdo bien que me abrazabas como si no me quisieras dejar ir, y que fuiste un estúpido al dejarme ir; mitad verdad, mitad mentira, y me encantaba como me mirabas al hablarme, me gustó cuando te diste cuenta que habías sido un estúpido al dejarme marchar, pero me dolió cuando me di cuenta que fue sólo eso: Te diste cuenta, pediste perdón y elegiste un camino opuesto al mío.
Me da miedo dejarte ir, siempre me dio miedo, porque, ¿de quién escribiría si no es de vos? Las palabras vienen solas, te dibujan porque es lo mejor que conocen, por que te quise y te quiero, te voy a querer siempre porque no sé qué más hacer, no sé a qué aferrarme, no sé que es lo que no tengo que soltar.
Vos siempre fuiste la respuesta.
Qué triste, mi amor, ¡cómo cambiaron las cosas!, pero ¿qué podemos reclamar? ¿que no te arrepentiste antes? ¿que no estoy dispuesta ahora? ¿que cambiamos y no nos podemos querer igual? ¿que ya no puedo confiar en vos? ¿que no estoy dispuesta a dejar el “quizás” que tengo ahora por vos, otro “quizás” incluso menos seguro?
¿A quién puteamos por las decisiones que nos condujeron al dolor? ¿Por qué algo tan bueno tuvo que romperse? ¿Por qué nos rompimos? ¿Quién decidió alejarse? ¿Por qué cambiaste? ¿Por qué me dejaste ir? ¿Por qué ahora queres recuperarme?

Te amo, a pesar de todo. ¿Para qué odiar algo que me hizo feliz? Te quiero, te amo, te todo. Pero la vida es complicada y aunque todos digan que el amor es la respuesta, no estoy dispuesta a conducir por este callejón sin salida. De nuevo.
No, no es que vuelva constantemente o que se haya quedado. Después de tanto tiempo, lo encuentro. Mi subconsciente lo retiene entre sueños, en las mañanas todavía lo busco, mientras camino volteo a todos lados en busca de su cara y mi mente relaciona, a cualquier provocación de cualquier otro, cada acción con una similar a la suya.
¿Cuándo lo voy a dejar ir? ¿Es posible vivir sin esa parte suya en mi?
¿Alguna vez quisiste tanto que duele?
Tus labios quieren seguir hablando pero simplemente no podes encontrar las palabras para tanta confusión.
“El día que sepas a ciencia cierta quién y qué soy, estaré perdido.”
— Cartas a Chepita, Jaime Sabines.