Me hundí sin que nadie me viera, mi cuerpo se sumergió como la roca que dos enamorados lanzan al agua en la orilla del mar. Ahí ,en esa oscura profundidad, mi pecho perdía fuerzas y aunque intentaba gritar solo sentía como mi garganta se ahogaba.
Así fue mi viaje hasta llegar a un lugar lindo donde todo era silencioso, pero cada cosa tenía un sonido muy propio, había burbujas de colores que con mi estúpida curiosidad comí, dandome cuenta que eran como algodones de azúcar, así alimente mi alma preparándola para encontrarme con vos. Espere y espere.. pero al ver que no llegabas quise buscarte, lo que fue solo un inútil intento deliberado de regresar a mi antigua vida, porque a pesar de ser un hermoso lugar no tenía sentido si ahí no estabas vos.
Me fue imposible llegar a la superficie a pesar de ver la caída del sol en el ocaso, por más que nadara nunca llegaría a donde vos estabas, me encontré en un magnifico dejavu: esa sensación de haber vivido mi linda fantasía, pero algo no concordó en todo esto; mis esperanzas estaban en pensar que vos vinieras conmigo pero no fue así, la última vez que te vi fue esa tarde en que tu pelo oscuro se apoderaron del sol dándoles un tono rojizo y deslumbrante, esa fue la impresión que me lleve, y yo acá, en este lindo lugar, espero que vengas a verme, a saludarme como hacías cada día antes de que mi cuerpo se volviera parte del mar.
Quiero decirte que en ocasiones llegan a mi mente imágenes de tu cara, llorando, como la vez que terminamos con todo esto. Y aunque son imágenes mudas me parece ver que tus labios dicen mi nombre, y me pregunto ¿qué será? Quizá la última vez que me viste no fue esa tarde, aunque por más que me esfuerzo para recordar parece que esa para mi si fue mi última tarde, tengo una vaga idea de lo que me pasa pero me aterra creerla, y es por eso que cada día espero acá abajo para que vengas por mi.